Este libro cuenta con relatos la muerte de un joven poeta italiano que hace un escándalo en un restaurante en Bocagrande en las calles de Cartagena, el 3 de septiembre de 1995; según las versiones de las autoridades, Giacomo se encontraba exaltado, semidesnudo y golpeado por él mismo, provocado por el consumo de sustancias psicoactivas.
La policía lo llevó al hospital pero no le dan la atención que necesita, lo despachan con 1 dosis de sinogán y 25ml de largactil (tranquilizante), lo trasladen a un centro siquiátrico pero allí carecían de medicamentos y finalmente es llevado a otro hospital donde fallece y su diagnostico medico es sobredosis de droga y politraumatismo.
El joven se encontraba bajo los efectos de drogas alucinógenas pero, según los análisis de Medicina Legal después de su muerte, también presentaba marcas de golpes en su cuerpo, motivo por el que cinco agentes de policías fueron arrestados y posteriormente absueltos por falta de pruebas. Lo que sucedió entre el instante de su captura y su ingreso a un hospital, que decidió no atenderle, nunca fue esclarecido.
Desde Padua, Italia, Sixto Turra, padre de la víctima, calificó de «escandalosa» la decisión mediante la cual gozan de libertad condicional el sargento Raimundo Llanos Vásquez, el subintendente Cristian Arturo Rodríguez, y los agentes Víctor José Díaz Sánchez, Jorge Luis Mendoza y Guillermo Jiménez. El consejo verbal de guerra desestimó la necropsia de Medicina Legal que dictaminó la muerte del joven por politraumatismos causados por golpes, y se cuestionan los resultados de la tercera muestra de orina emitida por un laboratorio de Estados Unidos, después que la toxicóloga de Medicina Legal de Barranquilla había sentenciado en grabación magnetofónica que no había muestras de orina.
En esta investigación realizada por Germán Castro Caicedo, al citar testimonios de diferentes fuentes deja la sensación que fallaron los organismos de investigación, presentándose descoordinación entre los diferentes entes de investigación los cuales asumieron de manera individual (cada uno por su lado) y un afán de protagonismo de los hechos.
